viernes, 11 de mayo de 2012

Un cuento de hadas...

Desde muy niña siempre había soñado con tener mi propio cuento de hadas, en donde un príncipe azul demuestra su valentía enfrentando a un gran monstruo con el fin de tomar a la princesa en sus brazos (osea yo), rescatarla, protegerla y llenarla de su amor...  Para que juntos en un inmenso castillo a la orilla del mar vivan felices para siempre....

Pero lo más lindo de los cuentos de hadas, es la razón principal por la cual se construye...  el AMOR....  Estar enamorado hace que tu muevas el mundo para estar a lado de tu amado... El amor es dar lo mejor de ti para crear un bienestar común, es apoyarse incondicionalmente, es demostrar que estás a su lado aunque no lo estés en cada momento, es compartir tristezas y disfrutar las alegrías de la vida porque la pena y la dicha compartida se vive mejor...

En uno de mis cuentos de hadas, yo era una linda sirenita caribeña que se habría tropezado por casualidades de la vida años atrás con un hombre que se convertiría en su hermoso príncipe, quienes a la orilla del mar vivieron días inolvidables, entregándose mutuamente y viviendo intensamente el Amor.... Sin embargo, en esta historia el príncipe decide dejar en libertad a la sirena en su Mar, porque allí lo tiene todo: riquezas, su ambiente, sus amigos los peces, entre otros... Sin imaginar que para la sirena, aunque lo tenga todo allí, era más importante su compañía y el amor de su príncipe...

Pero bueno....al pasar el tiempo uno entiende que no todos los cuentos de hadas deben tener finales felices y que lo más importante realmente es aprender de cada una de las historias... Que no hay mejor recompensa de cada final de las historias que la satisfacción de haber dado lo mejor de mí... aunque no se tenga finales felices... Y que solo queda como consuelo personal pensar que como uno no hay dos en el mundo entero...

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